La economía de Panamá caracterizada como una economía de servicios, pequeña y dolarizada, no depende significativamente de las exportaciones de bienes agrícolas y manufacturados que constituyen elementos esenciales de las economías latinoamericanas, lo cual le significa una ventaja ante los efectos de las diversas crisis de los últimos años.
El comportamiento del Producto Interno Bruto ha sido cíclico en su evolución y ha sufrido en las dos últimas décadas los efectos de los shock externos como los del petróleo. Ha podido sortear los embates de los efectos tequila, la crisis asiática y últimamente los efectos tango y mate, que son crisis internacionales que han causado estragos en las economías latinoamericanas. Igualmente la economía panameña pudo recuperarse de la crisis política y del embargo norteamericano que se suscitó a finales de los años ochenta y emprender el camino de la reforma económica.